Cuando era pequeña, alguien muy especial, me regaló un cofre secreto, donde comencé a guardar, como si fueran tesoros, los pequeños objetos brillantes que encontraba, o que, al romperse, los mayores tiraban y yo me apresuraba a rescatar del olvido.

Jugando, admirando, y revolviendo, un buen día descubrí que, con aquellos pequeños pedazos, podía hacer joyas de verdad, de esas que cuando te las pones, sacas toda esa luz que llevas dentro y brillas, sin necesidad de enchufarte a ninguna fuente de energía porque por ti mismo la generas a raudales, y hasta la contagias, como si fueras una estrella, a cada paso que das, encendiendo lunas.

Y aquí estoy, haciendo lo que más me gusta, combinando componentes, vistiendo ideas, viajando para escoger personalmente las piedras, los cristales, las sedas… todo, lo que al final, llegará cargado de la magia que sigue guardada en el cofre, a otras vidas para llenar momentos preciosos, que serán recuerdos y que se repetirán cuantas veces quieras, cuantas veces te pongas la magia de MISS QUEKA.